
Creemos que el único camino para salir de esta crisis es luchar por una Europa democrática y social. Es necesario refundar la Unión Europea sobre nuevos parámetros, capaces de centrarse en las personas y en sus derechos antes que en los beneficios privados. Para superar la crisis, el beneficio privado debe ceder ante el interés colectivo y el bienestar de la mayoría.
Defendemos una política basada en el desarrollo humano social y ecológicamente sostenible, con el objetivo de lograr cohesión social y económica. Al contrario que la estrategia del Tratado de Lisboa, la izquierda apuesta por los valores de solidaridad y cooperación, pleno empleo y relación racional con la naturaleza. Ello es posible sólo si cambiamos las normas presentes en el sistema financiero y económico internacional.
Reafirmamos nuestro “No” al Tratado de Lisboa. La expresión democrática de los pueblos tiene que ser respetada dentro de un nuevo proceso democrático, basado en una participación activa de la gente y de los parlamentos estatales y europeos. La participación democrática y los poderes parlamentarios deben fortalecerse a través de normas basadas en iniciativas populares, ampliar la codecisión y las relaciones entre los parlamentos estatales y el Parlamento Europeo. Los ciudadanos de la UE pueden y deben discutir y debatir una alternativa al Tratado de Lisboa.
En cuanto a la militarización de la política exterior de la UE, ligada a la OTAN, debe ser sustituida por una política alternativa bajo el concepto de una seguridad basada en la paz, el diálogo y la cooperación internacional.
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